Es la persona encargada de traducir las demandas y problemáticas de los clientes en soluciones informáticas. Esta misión exige competencias técnicas, pero también de gestión para supervisar el trabajo de los desarrolladores. Debe saber resumir los requerimientos, definir un planning y evaluar el tiempo y el presupuesto necesarios para su ejecución. Ejerce además de bisagra entre los diferentes actores del proyecto: ingenieros, técnicos, clientes, proveedores… En una pequeña estructura, donde puede estar solo, debe ser polivalente y dominar todas las etapas del proyecto. Es un perfil especialmente valioso en empresas de consultoría, pero también en cliente final en sectores como las finanzas, la gran distribución, la industria automovilística o las telecomunicaciones.